MONSTRUO


Agachada tras tu sombra permanezco
al acecho de mi dosis de alimento,
mis estómagos están irreverentes
y mis pezuñas de aguilucho
tienen ahora escamas absorventes.

Despedazo tras de ti todo resto de alimento,
que en el suelo escudriñando
me convierto en un sarmiento.

Mi piel verde y escamosa
supura nicotina esquizofrénica,
hediondo y pestilente
dejo un rastro deprimente.

Mis pupilas dilatadas
tienen sangre apelmazada,
de miradas asesinas,
y sedes sedimentadas.

Que llevo las tripas sueltas,
esparcidas por el suelo,
tan carentes de alimento
que ni los dedos me siento.

0 pellizcos: