CHEMANA Y MIDBAR
La tradición hebrea muestra dos aspectos de la falta, representados por dos desiertos que emergen el uno del otro: corazón de todas las cosas, en su corazón todas las cosas. Uno se denomina chemana y equivale a la desesperación y destrucción; el otro, Midbar, no es un desierto de de desamparo, sino un campo de incertidumbres y esfuerzos. El chemana, por el contrario es dirección, polaridad de la Ciudad-Estado (la ciudad de Ur; Our: la luz); su desierto es aquel, trágico, de las leyes, la ideología, el orden, alzado contra todo lo que podría surgir de la marcha errabunda. La vida de Hughes, su abstenerse del mundo presente, parecen tener sus raices en la anacoresis, "las mortificaciones inhumanas" que se infligían los monjes al ocaso de sus vidas de aislamiento, cuando parecía que el "santo" solo podía encontrar la locura o la idiotez en ese doble juego de los desiertos de la ciudad y las incertidumbres, como aquel Simeón de Emesa, que descendió de su soledad para, según él, burlarse del mundo ( o para jugar con el mundo, como Hughes). Las crónicas cuentan que el desierto lo afectó tanto que había alcanzado la apátheia*, cuyo significado podría ser impasibilidad; ese estado y un comportamiento de idiota le permitieron burlarse de la ciudad y sus leyes.* Las raíces griegas de esta palabra son a, pathos, ausencia de sensibilidad o dolor; indiferencia.
P. Virilio, Estética de la desaparición.
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